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El Think Tank Brookings considera al SAT de FUNDAEC una revolución educativa

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―WASHINGTON D.C., 19 de marzo de 2017 (Servicio de Noticias Internacionales Bahá’ís)―. En los últimos veinte años se han logrado avances notables en el acceso a la educación de los niños en todo el mundo. Sin embargo, la investigación en el campo de la educación muestra que el aumento de la escolarización no ha conducido automáticamente a un mayor aprendizaje.

Las Naciones Unidas calculan que 250 millones de niños no saben leer, escribir ni realizar operaciones matemáticas básicas, ya sea que hayan ido a la escuela o no. Abordando lo que llama una «crisis de aprendizaje», la Institución Brookings, un grupo de reflexión importante en los Estados Unidos, promovió una iniciativa en 2015 denominada «Millones aprendiendo». El estudio buscó identificar las intervenciones educativas donde mejoraba no solo el acceso a las escuelas, sino también el aprendizaje en sí.

Uno de los programas presentados en el informe es el Sistema de Aprendizaje Tutorial (SAT), una iniciativa de inspiración bahá’í. Desde sus com inicios en los años setenta en Colombia, el SAT se ha expandido a través de América Latina para llegar a más de 300.000 estudiantes y ha sido acreditado y reconocido por varios gobiernos.

El informe «Millones aprendiendo» destaca 14 programas educativos que muestran mayores resultados de aprendizaje a través de enfoques de la escolarización innovadores. Un criterio importante del estudio fue que estos programas pudieran ampliarse en tamaño y aplicarse en otros entornos de manera sostenible.

Según Brookings, el SAT está «catalizando una revolución educativa» al «transformar la conceptualización, diseño e implementación de la educación».

«El SAT es radicalmente diferente al modelo tradicional de escuela secundaria y bachillerato, y es vanguardista de muchas maneras —en palabras de Jenny Perlman Robinson, autor del estudio de caso para la Institución Brookings. — Se centra en habilidades que están más allá de las habilidades académicas tradicionales, como el desarrollo moral y del carácter, y concibe el aprendizaje como algo mucho más amplio».

El objetivo de todos los esfuerzos del programa SAT es la filosofía de nutrir a una generación de jóvenes socialmente motivados que puedan apoyar y sostener el desarrollo en sus propias comunidades. Sus innovaciones en la educación rural están redefiniendo el aprendizaje como un esfuerzo moral, basándose en un proceso de acción e investigación.

El SAT une la teoría con la práctica al vincular el trabajo en el aula con proyectos prácticos, como alentar a los estudiantes a aprender matemáticas y ciencias en el contexto de cultivar hortalizas o usar sus habilidades lingüísticas para iniciar pequeños grupos de estudio que promuevan la alfabetización.

El SAT fue inicialmente desarrollado por la ONG Fundación para la Aplicación y Enseñanza de las Ciencias (FUNDAEC), para contribuir al progreso de las comunidades rurales. FUNDAEC concibió el SAT como una estrategia para promover el desarrollo social y económico, no como un programa para llenar el vacío en la educación secundaria. Sin embargo, rápidamente se hizo evidente que la educación era la manera de lograr ese objetivo.

Una de las diferencias pioneras entre el SAT y otros modelos de aula ampliamente aceptados es el concepto de «tutores». Los maestros que trabajan con el SAT se denominan tutores y su papel se define como guiar y facilitar el proceso de aprendizaje en lugar de solo impartir información. La ausencia de jerarquía es «una distinción importante» —escribió Brookings— ya que crea una cultura de respeto mutuo y confianza entre tutores y estudiantes.

«Esta relación cambia radicalmente el proceso de enseñanza-aprendizaje —recoge el informe—. Su carácter distintivo se refleja más en el énfasis del programa en el diálogo y el debate, así como en los ejercicios cercanos entre profesor y estudiante que se realizan normalmente en un círculo o pequeños grupos».

Además, a diferencia de los modelos de educación tradicionales, el SAT pone un gran énfasis en el servicio comunitario. «El servicio comunitario no es visto como un mero complemento de la enseñanza. Es más bien una parte del currículo básico», explicó la Sra. Robinson.

«Cuando hemos presentado las ideas que subyacen en el marco del SAT a otros, las respuestas obtenidas son del tipo «Estoy entusiasmado con esto pero es utópico»», afirmó Erin Murphy-Graham, profesora de la Universidad de California en Berkeley y autora de Abriendo mentes, mejorando vidas: educación y empoderamiento de la mujer en Honduras. «Pero no es utópico, en realidad es algo que ha sido implementado, que ha sido probado, que ha sido refinado. Es un programa educativo que ha sido capaz de incorporar un marco conceptual muy específico y muy preciso sobre el papel del conocimiento en el avance de la civilización, y es posible. No estamos hablando del futuro lejano. Estamos hablando de cosas que están ocurriendo ahora, sobre el terreno, en varios países de América Latina».

El caso de estudio del programa del SAT, titulado Sistema de Aprendizaje Tutorial: redefinición de la educación secundaria en áreas rurales de América Latina, fue escrito por Christina Kwauk y Jenny Perlman Robinson y publicado por el Centro Brookings para la Educación Universal en julio de 2016. Disponible en línea aquí (inglés).

Para más información sobre el estudio de caso, vaya al sitio de BWNS (Servicio de Noticias Internacionales Bahá’ís) para escuchar una entrevista (inglés) entre el Dr. Murphy-Graham y la Sra. Robinson hablando sobre cómo Brookings eligió presentar al SAT, sobre lo que hace que la filosofía del programa sea innovadora y sobre el impacto que ha tenido en las comunidades de toda América Latina.