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El desarrollo de capacidades es crucial para la erradicación de la pobreza

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NACIONES UNIDAS (17 de febrero de 2011).- Las iniciativas dirigidas a reducir la pobreza deben prestar atención al fortalecimiento de las capacidades morales, éticas y espirituales de las personas y las comunidades.

Ese es uno de los mensajes de la Comunidad Internacional Bahá’í y de otras organizaciones no gubernamentales ofrecidos ante la Comisión de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Social de este año.

«Los esfuerzos encaminados a erradicar la pobreza deben estar guiados por una visión de la prosperidad humana en su sentido más amplio: una coherencia dinámica entre las dimensiones espiritual y material de la vida humana», afirma May Akale, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í, en un discurso pronunciado ante la Comisión el lunes 14 de febrero.

«La pobreza, como ya se ha dicho muchas veces, no es la mera falta de recursos materiales, sino también la carencia de aquellos recursos éticos y sociales que crean un ambiente en el que las personas, mediante las instituciones sociales y las comunidades, pueden desarrollar sus capacidades al máximo», añade la Sra. Akale.

Estos esfuerzos por desarrollar capacidad deberían centrarse en ayudar a las personas a «cultivar las capacidades para convertirse en protagonistas de su propio desarrollo».

Esto es aplicable especialmente en lo concerniente a la próxima generación, dice. «Especialmente preocupantes para el desarrollo de estas capacidades son las numerosas influencias que afectan a los corazones y las mentes de los niños y jóvenes».

«Es importante observar hasta qué punto les afectan a las mentes jóvenes las elecciones de sus familias y sus comunidades. Por muy involuntariamente que se hagan, las elecciones que toleran las normas éticas deficientes, tales como la admiración por el poder, la búsqueda del estatus social, la glorificación de la violencia y la preocupación por la auto-satisfacción, ejercen una influencia profunda en las mentes de los jóvenes».

«Construir comunidades vibrantes»

De forma paralela a la Comisión, la Comunidad Internacional Bahá’í ha patrocinado un encuentro en su sede, titulado «Construir comunidades vibrantes: fortalecer las capacidades para la justicia, la equidad y la acción colectiva».

Celebrado el 10 de febrero, el encuentro adoptó la forma de un «Café Mundial» participativo. Unos 30 representantes de organizaciones no gubernamentales participaron en una consulta informal, con el copatrocinio del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo y la Comisión Huairou, que ayudan económicamente a mujeres a organizarse para efectuar cambios

Las conversaciones se centraron en la identificación de los elementos necesarios para crear comunidades saludables económica y socialmente.

«La pobreza extrema es una violación de los derechos humanos», afirmó Cristina Diez, representante de ATD Cuarto Mundo ante Naciones Unidas, añadiendo que los miembros de la sociedad más excluidos y estigmatizados «nos desafían a pensar en el mundo de forma diferente».

«Debemos practicar justicia, equidad y acción colectiva para asegurarnos de que todos los miembros de una comunidad puedan contribuir a las decisiones que afectan al grupo entero,» señaló.

Shannon Hayes, de la Comisión Huairou, habló sobre trabajar con las consecuencias del SIDA en las comunidades. «La transparencia, la tolerancia, la inclusión, el empoderamiento y el proceso democrático son algunas de las características que requiere el proceso de construcción de comunidad,» decía.

Erin Murphy-Graham, profesora de educación internacional de la Universidad de Nueva York y bahá’í, intentó buscar respuestas a la pregunta «¿Qué es una comunidad?» La honestidad, el compromiso cívico y la preocupación por los demás son factores necesarios, según ella.

Tras las presentaciones de los oradores, los participantes se dividieron en grupos más reducidos para dialogar sobre los factores de una sociedad saludable. Muchos concluyeron que los valores de la justicia, equidad y unidad tendrían que incluirse en las conversaciones sobre la construcción de comunidades prósperas espiritual y materialmente.

Concluyeron que la educación y el empoderamiento, especialmente de mujeres y jóvenes ayudarían a desarrollar las destrezas y la confianza que se requiere para que los miembros de la comunidad reconozcan y exijan sus derechos.

La Comisión de Desarrollo Social de Naciones Unidas se reúne cada año para tratar temas relacionados con la pobreza, la integración social y el empleo. La sesión de este año empezó el 9 de febrero y concluye este viernes, 18 de febrero.