NUEVA YORK, 16 de diciembre de 2013, (BWNS) – Los siete líderes bahá’ís iraníes encarcelados han escrito una carta al presidente Hassan Rouhani con comentarios acerca de su propuesta de «carta de derechos civiles».
Durante su campaña electoral, a principios de este año, el presidente Rouhani prometió dicha carta, y declaró que tendría como objetivo poner fin a la discriminación por motivos de raza, sexo o religión.
Se publicó una versión preliminar de esta carta en un sitio web del gobierno en persa el 26 de noviembre de 2013, dando a los ciudadanos iraníes 30 días para formular comentarios sobre la misma.
A continuación, el texto de la carta de los Yarán en su totalidad, firmada por los siete, cuyos nombres son Fariba Kamalabadi, Jamaloddin Khanjani, Afif Naeimi, Saeid Rezaie, Mahvash Sabet, Behrouz Tavakkoli y Vahid Tizfahm.
Los siete llevan en la actualidad más de cinco años en prisión con condenas de 20 años por falsas acusaciones relacionadas únicamente con sus creencias y prácticas religiosas, las condenas más largas de todos los presos de conciencia actualmente en Irán.
Traducción de una carta de los antiguos Yarán al presidente de Irán.
Su Excelencia, Dr. Hassan Rouhani :
En la vida de toda nación hay momentos de profunda relevancia, cuando acciones aparentemente sencillas pueden cambiar el rumbo de la historia, cuando malentendidos antiguos pueden empezar a resolverse, y cuando puede iniciarse un nuevo capítulo en el destino de su pueblo. Una reciente convocatoria pública de Su Excelencia para su participación en un discurso común sobre los derechos y responsabilidades de los ciudadanos ha encendido en los corazones la luz de la esperanza de que uno de esos momentos puede haber llegado para el pueblo de Irán y para el destino de esta tierra sagrada. Valorando esta invitación, nos vemos impulsados por un deber moral para con la patria, y sobre todo por una profunda preocupación por la juventud de nuestro país, a sumar nuestra voz a este significativo discurso.
Emprendemos esta acción desde dentro de nuestra celda, a pesar de los considerables obstáculos en nuestro camino, como un grupo de ciudadanos respetuosos de la ley. Fuimos arrestados hace más de cinco años y hemos sufrido encarcelamiento desde entonces simplemente por nuestros esfuerzos para gestionar los asuntos internos de la Comunidad Bahá’í de Irán. Escribimos esta carta en este momento crítico y decisivo, no sea que la historia nos juzgue con dureza por haber fracasado en nuestro deber.
Dr. Rouhani, Su Excelencia :
Aunque el solo hecho de mostrar interés en la revisión y defensa de los derechos de la persona tiene en sí mismo una gran relevancia, creemos necesario afirmar enfáticamente que, en nuestra opinión, la unidad de todos los pueblos y su libertad fundamental no son meramente conceptos civiles y legales, son principios espirituales cuya fuente es el único Creador Divino, quien hizo a toda la humanidad de la misma substancia. El pueblo de Irán, con razón, desea prosperar y florecer en sus vidas individuales y colectivas. Desea que sus hijos avancen, que sus jóvenes recorran el camino del progreso y su nación goce de un estado de paz y tranquilidad. Sin embargo, no hay duda de que ninguna de estas aspiraciones se puede lograr a menos que las condiciones sociales y legales hagan posible que todos los elementos constitutivos de la sociedad sean tratados correctamente y por igual, de modo que les sean conferidos a todos los individuos sus derechos humanos fundamentales, y para que nadie sea subyugado ni oprimido por razón de su origen étnico, sexo, creencia religiosa, o cualquier otra distinción.
El presente discurso sobre los derechos civiles se centra en una carta en proceso de elaboración. Sin embargo, consideramos que, más allá de la búsqueda de comentarios sobre el contenido de dicho documento, su invitación es una oportunidad para todos nosotros para reflexionar sobre el estado de nuestro país y considerar el carácter de la sociedad en la que queremos vivir. Para que una reflexión de este tipo sea eficaz, parece esencial que primero nos hagamos preguntas a nosotros mismo para investigar sobre el estado de nuestra sociedad y el entorno en el que nos gustaría que emerjan las futuras generaciones. Debemos mirar profundamente en nuestros corazones. Teniendo en cuenta que nuestra tierra ha sufrido toda clase de prejuicios, discriminación, agresiones y males sociales, un sufrimiento cuyas consecuencias son evidentes en todos los apartados de la vida colectiva de nuestra nación, debemos preguntarnos: ¿cuáles son verdaderamente los principios más importantes que cumplirán con nuestra más altas aspiraciones para nuestra nación, y cuáles son los medios para establecer estos principios? ¿Cómo respetamos la nobleza de cada individuo ? ¿Cómo se puede fomentar un entorno constructivo en el que todos las diferentes partes que componen la sociedad puedan prosperar ? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para que las mujeres puedan aportar su contribución plena? ¿Cómo queremos que sean tratados los niños? ¿Cómo hacemos posible que las minorías étnicas, religiosas, o de otro tipo puedan hacer su contribución a la mejora de la sociedad hombro con hombro con los demás? ¿Qué se debe hacer para que se respeten adecuadamente las diferencias de puntos de vista y creencias? ¿Cómo erradicar la violencia de nuestra sociedad? ¿Cómo garantizamos el derecho a la educación para todos? Estas son algunas de las reflexiones que deben servirnos de referencia a medida que buscamos los principios que deben guiar nuestra sociedad y dar forma a la formulación de los derechos de sus ciudadanos.
Su Excelencia:
La búsqueda de los puntos de vista de miembros diversos de la sociedad acerca del futuro puede, por supuesto, representar un primer paso hacia la construcción de un país en progreso, pero lo que es de importancia fundamental es que los programas escolares de la nación sean revisados para asegurarse de que esté preparado el suelo en el que una cultura en progreso pueda echar raíces, una cultura establecida sobre principios fundamentales como la nobleza de la humanidad y la igualdad de todos ante la ley.
Documentar los derechos civiles y consagrarlos en una carta bien podría llegar a ser una iniciativa importante en el curso del desarrollo de un país, pero si dicha carta no se redacta con cuidado, o peor aún, si se hace deliberadamente como medio de exclusión, podría utilizarse como una herramienta para justificar la discriminación y perpetuar la opresión. Por lo tanto, más allá de los beneficios que se obtienen a partir de un discurso libre y abierto y de programas educativos apropiados, es indispensable para la protección de los derechos del pueblo, en primer lugar, que se promulguen leyes que protejan explícitamente estos derechos, y, en segundo lugar, que se creen las estructuras necesarias que impidan una interpretación arbitraria de la ley. El despido de miles de ciudadanos bahá’ís de puestos estatales, la ejecución de más de doscientos bahá’ís inocentes, la expulsión de miles de estudiantes de las universidades, las sentencias dictadas en los últimos ocho años a cientos de bahá’ís –de hecho, lo que ha ocurrido en nuestro propio caso, y el proceso judicial que dio lugar a una sentencia de veinte años de cárcel para cada uno de nosotros– son todas lecciones provechosas que ilustran nuestro argumento y demuestran ampliamente la necesidad de salvaguardar la aplicación de la ley. Durante todos los años que hemos tenido el honor de servir a la Comunidad Bahá’í de Irán, las autoridades tuvieron pleno conocimiento de nuestra participación en esta labor. Entonces, un día, como resultado de una mentalidad perversa y por el capricho de ciertos individuos con autoridad, se decidió que nuestro servicio debe ser considerado ilegal y, en consecuencia, llevamos casi seis años tras las rejas.
Su Excelencia:
Si no se idean soluciones eficaces, en condiciones en que los derechos individuales puedan ser pisoteados de manera arbitraria, ¿quién puede estar seguro de que la suerte que nos ha sucedido hoy a nosotros no le acontecerá mañana?
Para terminar, le deseamos a S.E. muchos éxitos en su servicio sincero a la gran nación de Irán en el camino de la justicia, la libertad y la igualdad.
Respetuosamente,
Vahid Tizfahm, Jamaloddin Khanjani, Saeid Rezaie, Mahvash Shahriari, Behrouz Azizi-Tavakkoli, Fariba Kamalabadi, Afif Naimi.