Vida bahá’í

Participación en la vida comunitaria

Introducción

La vida bahá’í no comprende solamente prácticas individuales. Posee un componente colectivo imprescindible, de donde además la persona extrae fuerzas dinámicas para servir al bien común.

Una comunidad dedicada al servicio y a la adoración

Un rasgo distintivo de la vida bahá’í es su aspecto colectivo, puesto que los bahá’ís consideran que no pueden desarrollarse espiritualmente sin contribuir al mejoramiento y progreso de su entorno. El bienestar y la felicidad de un individuo depende directamente del bienestar de la comunidad y viceversa.

La vida colectiva prevista en los escritos de la Fe bahá’í combina el servicio y la adoración. Por eso, en varias localidades de España, los bahá’ís se reúnen con sus amigos y vecinos para orar juntos y capacitarse para servir. A continuación se enumerarán algunos de los principales espacios colectivos relacionados con la vida bahá’í.

Reuniones devocionales

Orar, tanto individual como colectivamente, es el eje de una vida con carácter devocional. Los bahá’ís se refieren a la práctica de la adoración colectiva como reuniones devocionales. Las reuniones devocionales no siguen un ritual específico, aunque tienen características comunes. Muchas veces se organizan en casas particulares o en espacios públicos, y son diversas en su naturaleza. El programa se enfoca en los textos sagrados y en muchas ocasiones se incorpora música y poesía u otras formas artísticas.

Estas reuniones, abiertas a personas de todas las creencias y orígenes, tienen lugar en cada comunidad local para alimentar un patrón de vida definido por su carácter devocional. El ambiente espiritual que se crea en una reunión devocional promueve la felicidad, el compañerismo y el amor, a la vez que fortalece los lazos de amistad entre sus participantes.

Un proceso educativo enfocado en el servicio

Otro rasgo que caracteriza a las comunidades bahá’ís de toda España son sus programas educativos o de capacitación para el servicio, destinados a tres grupos de edad diferenciados: clases para niños, grupos prejuveniles y círculos de estudio para jóvenes y adultos. Estas actividades se describen en mayor profundidad en la sección «Un nuevo patrón de vida comunitaria».

La Fiesta de 19 días

Al no existir clero, las instituciones elegidas, conocidas como Asambleas Espirituales Locales, son las que se responsabilizan por el establecimiento de la vida comunitaria en cada localidad donde residen cierto número de bahá’ís. El punto focal de la vida comunitaria bahá’í es la Fiesta de 19 días.

La Fiesta de 19 días tiene lugar al principio de cada mes bahá’í, ya que el calendario bahá’í consiste de 19 meses de 19 días de duración respectivamente y cuatro días intercalares para completar el año.

Las Fiestas de 19 días se dividen en tres partes: la parte devocional donde se recitan oraciones y se leen extractos de los textos sagrados; la parte administrativa donde los miembros de la comunidad consultan sobre asuntos relacionados con la vida comunitaria y su bienestar; y se concluye con la parte social, cuyo propósito es generar alegría, una oportunidad para la hospitalidad y para profundizar los lazos de amistad y de fraternidad entre los miembros de la comunidad.

Algunos de los temas relacionados con la parte consultiva, a parte de la lectura de informes y de la organización de la vida comunitaria, pueden ser su involucramiento en proyectos sociales, el desarrollo de las actividades básicas como las clases de niños, los grupos prejuveniles y los círculos de estudio que tienen lugar en la comunidad o eventos de índole bahá’í como las bodas o entierros. Por lo tanto, la madurez de una comunidad se refleja, entre otros aspectos, en la calidad y en el nivel de participación de la parte consultiva en las Fiestas de 19 días.

Celebración de días sagrados

La celebración de los días sagrados es un aspecto esencial de la vida comunitaria bahá’í. Bahá’u’lláh y ‘Abdu’l-Bahá designaron nueve días sagrados en el calendario bahá’í. Algunos de ellos son celebraciones y otros conmemoraciones. Se recomienda en todos ellos que los adultos, cuando las condiciones legales lo permitan, se abstengan de trabajar, y los niños de ir a clase. Los días sagrados se celebran con lecturas de los escritos sagrados y relatos relacionados con el día en cuestión. También es común hacer presentaciones artísticas y disponer de una parte social.

20-21 de marzo — Naw-Rúz (año nuevo bahá’í).

21 de abril — 1er día de Ridván (el más importante de los días sagrados. Es el día en el que Bahá’u’lláh declaró su misión como Mensajero de Dios).

29 de abril — 9o día de Ridván (el día en el que la familia de Bahá’u’lláh se unió a Él en el jardín de Ridván).

2 de mayo — 12o y último día de Ridván (el día en que Bahá’u’lláh y Su familia salieron del jardín de Ridván para ir a Constantinopla).

23-24 de mayo — Declaración del Báb (el aniversario de la declaración de la misión del Báb en 1844).

29 de mayo — Ascensión de Bahá’u’lláh (conmemorando Su fallecimiento en 1892).

10 de julio – Martirio del Báb (ejecutado en 1850).

13 de noviembre- Nacimiento de Bahá’u’lláh*.

14 de noviembre – Nacimiento del Báb*.

*Estos dos días sagrados que conmemoran los nacimientos de las Manifestaciones Gemelas de la dispensación bahá’í se celebran en acorde con el calendario lunar y varían cada año (en este caso se indican los días correspondientes a 2015).

También existen otras celebraciones y conmemoraciones bahá’ís donde, sin embargo, no se suspende la actividad laboral. Entre ellas se encuentran la celebración del día de la Alianza, el 26 de noviembre, o la ascensión de ‘Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh, el 28 de noviembre.

La Reunión de reflexión

Las reuniones de reflexión son espacios trimestrales que sirven para que todos aquellos que estén involucrados en el proceso de desarrollo y transformación gradual de sus respectivas comunidades puedan reflexionar, consultar y planificar acerca de todos sus esfuerzos relacionados a las actividades de enseñanza, servicio y capacitación. Aquí los participantes aprenden sobre lo que se ha logrado en su comunidad durante los últimos tres meses (conocidos como ciclos), reflexionan sobre los aspectos que se pueden mejorar, analizan su papel dentro de los esfuerzos colectivos e individuales, y amplían su conocimiento sobre el proceso de crecimiento a través de la guía impartida por las instituciones bahá’ís y las experiencias de todos los participantes. Estas reuniones están caracterizadas por un espíritu de alegría y unidad y permiten que se estrechen los lazos de amistad entre sus participantes para afrontar un nuevo ciclo de actividades relacionadas con los diferentes procesos de construcción de comunidad.