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Un informe saca a la luz una campaña mediática de Irán para demonizar a los bahá’ís

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NUEVA YORK (21 de octubre de 2011) .–  Una campaña mediática a gran escala, aunque  inadvertida fuera de Irán, está promoviendo el odio y la discriminación contra la minoría bahá’í de 300 000 miembros continuamente.

En  un informe presentado hoy, la comunidad internacional bahá’í documenta y analiza más de 400 artículos informativos y de prensa durante un período de 18 meses que muestra un esfuerzo insidioso respaldado por el estado que demoniza y vilifica a los bahá’ís usando falsas acusaciones, terminología provocativa e imágenes repugnantes.

Puede leer el informe completo en inglés aquí:

«Esta propaganda anti-bahá’í es impactante en su volumen y vehemencia, en su alcance y sofisiticación», dijo Bani Dugal, representante principal de la comunidad bahá’í ante las Naciones Unidas.

«Todo está cínicamente calculado para fomentar el antagonismo contra una comunidad religiosa pacífica, cuyos miembros están esforzándose por contribuir al bienestar de su sociedad», afirmó.

Titulado Incitando al Odio: La campaña mediática de Irán para demonizar a los bahá’ís, las conclusiones principales de este informe son:

• La propaganda anti-bahá’í es originada y autorizada por los puestos más altos de liderazgo, incluido el Líder Supremo Ayatollah Ali Khamenei, que pronunció un discurso altamente discriminatorio el la ciudad santa de Qum hace un año;

• la campaña rechaza las normas y leyes internacionales de los derechos humanos, incluida una resolución que creó precedente y que fue presentada ante el Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas a principios de este año, que condena y censura específicamente los estereotipos negativos y la incitación al odio de las minorías religiosas;

• los bahá’ís son presentados como «extranjeros» en su propia tierra y como enemigos del Islam en una manera claramente calculada para provocar la sensibilidad religiosa de los musulmanes chiítas en Irán;

• la campaña tiene como fin desviar la atención de las peticiones de democracia en Irán, usando a los bahá’ís como chivo expiatorio y, al mismo tiempo, difamar a aquellos que se oponen al gobierno, así como a defensores de los derechos humanos como los bahá’ís, «como si fuera el peor de los delitos»;

• las autoridades difunden teorías conspiratorias ridículas, como que  emisoras extranjeras, particularmente la BBC (British Broadcasting Corporation ) y VOA (Voice of America), están controladas por los bahá’ís, o bajo su influencia, ya que emiten historias sobre la violación de los derechos humanos en Irán.

«El diverso contenido de estos ataques demuestra el tremendo esfuerzo y compromiso de los recursos de la República Islámica», describe el informe.

«Muchos ataques se construyen sobre graves distorsiones de la historia bahá’í; algunos siguen una estrategia de culpa por asociación, agrupando a bahá’ís junto con grupos completamente inconexos, como los satánicos, o la policía secreta del Shah; otros también despliegan una táctica para conectar a los bahá’ís con «opositores» del régimen, lo cual permite al gobierno desacreditar tanto a los bahá’ís como a sus oponentes en un solo movimiento. La campaña hace un uso excesivo de la World Wide Web, y en ocasiones hace uso de imágenes gráficas que retratan a los bahá’ís como diabólicos y morbosos, o agentes de Israel».

Bani Dugal explicó que la demonización de la comunidad bahá’í de Irán es un asunto que merece la atención de los gobiernos, instituciones legales internacionales y gente de buena voluntad de todas partes.

«La campaña no solo viola claramente las leyes de derechos humanos», aseguró, «también contradice el reclamo que Irán ha hecho desde hace tiempo en las Naciones Unidas y en otros lugares, de que está trabajando en medidas de apoyo para ilegalizar y condenar el discurso de odio contra las religiones o sus creyentes».

«Los paralelismos entre la campaña de propaganda anti-bahá’í en Irán hoy y otras campañas anti-religiosas respaldadas por el estado en el pasado son innegables. La historia nos enseña que tales campañas están entre los mayores factores de predicción de violencia contra las minorías religiosas, o en el peor de los casos, son precursoras del genocidio».

«Es el momento de que se le diga a Irán que tales violaciones atroces de leyes y normas internacionales no pueden ser toleradas», concluyó la Sra. Dugal.