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Concluye el curso de verano de la UAM sobre radicalización violenta

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—Madrid, 3 de julio de 2019—. Cuarenta participantes y cerca de veinte ponentes, durante tres días, abordaron la prevención de la radicalización desde los frentes religioso, político, mediático, sociológico, deportivo y jurídico.

Que un curso de verano sea inaugurado con una mesa que incluya al presidente del Tribunal Constitucional, al coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, al decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, al decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid y al alcalde de Tres Cantos no es común. Sin embargo, eso es lo que ocurrió con el curso de verano de la UAM promovido por la comunidad bahá’í de España, el ayuntamiento de Tres Cantos y el grupo Trascendence, que se celebró durante los días 1, 2 y 3 de julio en el Centro Cultural 21 de marzo de Tres Cantos. La relevancia del tema parecía requerirlo.

«El propósito era seguir reflexionando sobre la naturaleza de la radicalización y las formas de abordarlo, prestando especial atención al papel de la religión como problema y como solución», manifestó Leila Sant, una de las ponentes. «Además, el curso intentaba ofrecer diferentes perspectivas del fenómeno de la radicalización de manera que se generase una imagen completa y no fragmentada».

El primer día hubo varias mesas que pretendían clarificar la naturaleza de la radicalización y sus variantes. Algunos ponentes, como Esteban Ibarra de la Asociación Movimiento contra la Intolerancia o Jaime Rosell, profesor de la Universidad de Extremadura y ex subdirector general de las Relaciones con las Confesiones del Ministerio de Justicia, también analizaron la manera en que se pueden abordar las primeras etapas del proceso de radicalización violenta que, aunque de manera compleja, suelen estar relacionadas con la polarización del discurso. Ricardo García, codirector del curso, profesor y exoficial del Gobierno, también resaltó cómo la religión es a la vez causa de la radicalización y solución, ya que combatir extremismos religiosos exige conocer las lógicas de la religión y colaborar con las comunidades religiosas.

A la tarde, Elías Cohen, Secretario General de la Federación de Comunidades Judías de España, presentó algunos casos de buenas prácticas dentro de la comunidad judía para combatir la radicalización que también se ha dado dentro del judaísmo. «Las comunidades religiosas trabajan con poblaciones que son vulnerables a la radicalización, porque experimentan exclusión, drogadicción, precariedad; y es por ello que tienen un papel muy importante en la prevención».

El segundo día el curso viró hacia tres vertientes: la jurídica, la deportiva y la política. El magistrado Ulloa Rubio, juez español en el Tribunal de Justicia de la UE, por ejemplo, analizó la jurisprudencia europea en materia de radicalización y violencia por motivos religiosos. Cuando se le preguntó por qué las resoluciones de asilo de los tribunales europeos ante solicitudes de comunidades religiosas perseguidas no se daban atendiendo a la libertad de creencias, mencionó que «el Tribunal de Justicia de la UE y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos suelen justificar sus resoluciones recurriendo a los principios fundacionales de la UE que, aunque buscaban la paz, se basaban en el fomento de la relaciones económicas; así, tratan de llevar el tono a su terreno, donde se sienten más cómodos».

El presidente de la Universidad Católica de Murcia y el profesor de la Universidad de Sevilla, Rafael Valencia, abordaron la radicalización en el deporte, especialmente en el fútbol.

La mesa política contó con Amparo Valcarce García del PSOE, Miguel Gutiérrez de Ciudadanos y Carlos Rojas del PP. Ante la pregunta de por qué el discurso político parecía haberse radicalizado, Carlos Rojas mencionó que «la política es el arte del bien común pero a veces se dificulta por la disputa partidista y los políticos deberían ser servidores públicos de luces largas que miran hacia el bien común». Miguel Gutiérrez, en cambio, planteaba que «el populismo complica la acción política y radicaliza la opinión pública, que además, es diferente de la opinión publicada, por lo que parece que los medios y la comunicación política van por un camino diferente que la acción política; además, otro factor que azuza el conflicto y la radicalización es la falta de acuerdos para cambiar aspectos importantes de la legislación que permitan responder a los grandes desafíos de nuestros tiempos». Amparo Valcarce, elevando la discusión al nivel de los principios, manifestó que «el respeto, el ponernos en el lugar del otro y la empatía previenen la violencia».

El último día fue el momento de que educadores de base, fuerzas de seguridad y periodistas examinaran el fenómeno desde otros ángulos. Òscar Prieto, de la Universitat de Girona y pionero en programas de mentoría para jóvenes en riesgo de exclusión social, presentó algunos programas que parecen estar teniendo éxito en la prevención y reversión de la radicalización. «A pesar de que en España hay igualdad de oportunidades, aquellos grupos que se encuentran en posiciones sociales más desfavorecidas, al carecer de personas que los apoyen y que hagan de mentores informales para resolver dificultades comunes de la vida diaria, tienen menos posibilidades de ascender por la escalera social». Por último, indicaba: «Los estudios sociológicos que hemos hecho con grupos en riesgo de exclusión social que reciben mentoría y con grupos que no reciben mentoría muestran que los que no han tenido apoyo de un mentor generan sentimientos de frustración social que refuerzan la exclusión y favorecen la radicalización».

El coronel Cobos y Fernando More Muñoz, comisario jefe de la UDEF, proyectaron una visión novedosa de la labor de las fuerzas de seguridad. El primero, por ejemplo, señaló que «la formación en valores está por encima de la formación en procedimientos y técnicas», y manifestó que «solo desde el auxilio a la sociedad las fuerzas de seguridad ganan la legitimidad y la autoridad necesarias para que la población las acepte cuando sea necesario tomar medidas represivas». También presentaron varios programas de prevención, tales como uno de la Guardia Civil en las escuelas, «donde se dan charlas acerca de los riesgos de la radicalización, de los primeros signos de la radicalización y de la manera en que debían actuar si observan que alguien de su entorno se está radicalizando»; u otro «de prevención de la radicalización a través de la constitución de juntas locales de seguridad que incluyen asociaciones, religiones, y fuerzas de seguridad, que puedan contribuir colectivamente a atajar este problema».

En la mesa de periodistas, Carlos Cuesta y Carmelo Encinas se enfocaron en la radicalización del discurso mediático. «Es necesario la moderación, el término medio, la escala de grises; tenemos que corregir la polarización política que se ha generado y los medios tenemos la responsabilidad porque los medios tienen una responsabilidad ante la realidad», eran las palabras de Carmelo Encinas. A su vez, Carlos cuesta consideraba que «los medios de comunicación han contribuido a que la gente deje de creer en los medios tradicionales porque han dejado de ser fieles a la veracidad».

En cuanto a la metodología del curso, «ha sido objeto de reflexión para extraer lo mejor de los poderes colectivos», indicaba el director de la Oficina de Asuntos Públicos de la comunidad bahá’í. «Se esperaba, y creo que se ha logrado, que los ponentes forjaran una conversación colectiva con el público, que interactuaran, que se combinara la teoría y la práctica, y para ello se han combinado talleres, mesas redondas, ponencias y grupos de trabajo que intensificaran la experiencia de aprendizaje de los estudiantes».

A pesar de que el curso ha recibido bastante atención mediática, los organizadores planean diseminar las conclusiones a través de diferentes medios: una noticia de Amaranta.tv, un libro con las ponencias y un documento que complementará los dos decálogos previos que la Oficina de Asuntos Públicos de la comunidad bahá’í de España ya ha publicado en colaboración con CEDEU/Rey Juan Carlos a raíz de dos seminarios anteriores sobre la misma temática.

Los directores del curso clausuraron el curso con el teniente alcalde de Tres Cantos, entregando los diplomas de la universidad y manifestando «el año que viene, os esperamos en una próxima edición».