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Aprendizajes de la Comunidad Bahá’í durante la pandemia

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—Madrid, 20 de julio de 2020—. La pandemia global sirve de escenario para la intensificación de los procesos de construcción de comunidad y la colaboración con organizaciones en el desarrollo de propuestas para afrontar la crisis y diseñar la sociedad del futuro.

Durante más de cien días, los residentes en España vivieron en un Estado de Alarma decretado como medida para afrontar la crisis sanitaria causada por el COVID-19 y que ahora ha desencadenado una crisis económica y social.

La sociedad española se enfrenta a un desafío que afecta al conjunto de la humanidad exponiendo la necesidad de soluciones globales —tanto materiales como espirituales— que han de provenir tanto del conocimiento científico como de los valores de origen religioso. «Considerad al mundo como el cuerpo de un hombre que está afligido de diversas dolencias —enuncia Bahá’u’lláh— y cuyo alivio depende de la armonización de todos los elementos que lo componen».  En medio de la incertidumbre y la inquietud que provocó esta extraordinaria situación sanitaria los bahá’ís recuerdan que las crisis, cuando se aprovechan, son fuentes de oportunidad y generadoras de progreso. 

A medida que se propagaba la pandemia, los bahá’ís comenzaban el confinamiento durante su mes del ayuno que culminaría con la celebración virtual del Naw-Rúzel año nuevo bahá’í. Una celebración que este año fue marcada por un sentimiento de esperanza procedente de un sentido de misión y confianza en que las comunidades étnica, nacional y religiosamente diversas que se han estado forjando durante décadas, pueden servir de modelo de resiliencia y determinación para superar, desde el nivel local, hasta el nacional e internacional, desafíos como esta crisis sanitaria. La adaptación de la comunidad bahá’í a la nueva situación fue automática. Con optimismo, creatividad y el uso de las herramientas tecnológicas, los procesos de construcción de comunidad y desarrollo social en los que los bahá’ís están inmersos de forma habitual, siguieron adelante. Las clases de educación espiritual para niños, los grupos prejuveniles con sus actividades de acción social, los espacios de oración y meditación, así como la capacitación de personas para participar en los procesos de desarrollo local, se trasladaron a las redes y aumentaron en intensidad. 

Estos espacios de construcción de comunidad se convirtieron, además, en un canal para el apoyo mutuo, estrechar lazos con los vecinos, tener conversaciones para brindar esperanza y consuelo, así como para gestar ideas sobre cómo ser de ayuda en los momentos de dificultad. A medida que las condiciones lo permitieron, fueron naciendo iniciativas —especialmente en el entorno de los grupos prejuveniles— para ayudar a hacer la compra a las personas que pertenecían al grupo de riesgo, dar apoyo escolar a los que lo necesitaban, alegrar a los vecinos desde las ventanas y balcones con música y mensajes inspiradores, e incluso preparando unos Kit de la Esperanza que contenían mascarillas de tela, instrucciones y modelos para hacerlas en casa y un pequeño libro de oraciones y meditaciones. 

Estas acciones dentro del marco de construcción de comunidad a pesar de ser importantes para el progreso social, y fomentar el desarrollo del individuo y las comunidades, necesitan ir acompañadas de una participación activa en los procesos institucionales. De esta forma, la Comunidad Bahá’í de España se ha implicado —en colaboración con otras organizaciones— en diversos proyectos virtuales, tales como manifiestos, foros, seminarios y mesas redondas para sumergirse en un proceso de aprendizaje colectivo y contribuir con la experiencia adquirida por la comunidad bahá’í en temas como la gobernanza. 

Algunas de estas colaboraciones incluyen la participación con NESI Forum en la co-creación del Plan A, un programa de política económica basado en un modelo transformador alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y centrado en las personas y el planeta. La colaboración con la plataforma Gobernanza.es en la creación de un manifiesto que propone el fortalecimiento de los mecanismos de gobernanza global, la transformación del modelo económico, feminizar la vida social, promover estructuras para el aprendizaje local deliberativo, etc. Más recientemente, algunos jóvenes bahá’ís apoyados por la Oficina de Asuntos Públicos de la Comunidad Bahá’í de España se han implicado en el proyecto de Talento para el Futuro, que busca el desarrollo del primer Pacto Intergeneracional por el Futuro 2030, con el que quieren alinear a empresas, partidos, instituciones y organizaciones en la consecución de objetivos comunes para diseñar la sociedad del futuro. Además, se han publicado diversos artículos en medios nacionales explorando distintos temas relacionados con esta crisis y los procesos civilizatorios.