Oficina de Asuntos Públicos

Noticias y notas de prensa

Sin precedentes e inhumano: Más de 30 nuevas tumbas bahá’ís arrasadas por las autoridades iraníes

Comparte este contenido

—Madrid, 5 de marzo de 2024— Las autoridades iraníes han arrasado más de 30 nuevas tumbas de bahá’ís fallecidos y enterrados en una fosa común de Teherán, han retirado las lápidas y han utilizado excavadoras para aplanar los lugares de descanso. Los trabajos también se habían llevado a cabo para aparentar que la zona no contenía nuevas tumbas. 

El gobierno iraní ha utilizado este lugar para enterrar a la fuerza a bahá’ís durante más de dos años, sin permitir que las familias estén presentes ni respetar las prácticas funerarias bahá’ís. La profanación de tumbas ha sido una característica constante en la campaña de persecución sistemática por parte del gobierno iraní contra los bahá’ís desde hace mas de 45 años y se produce tras años de hostigamiento en el cementerio.

Pero arrasar estas recientes tumbas representa un ataque inhumano y sin precedentes contra la comunidad bahá’í de Irán.

Los restos de estos bahá’ís habían sido enterrados solo en los últimos meses, mientras que las destrucciones de cementerios bahá’ís llevadas a cabo en el pasado afectaron a lugares que tenían varias décadas de antigüedad.

«Es casi Nawruz y mientras las familias que han perdido recientemente a sus seres queridos siguen en duelo por su fallecimiento, las autoridades iraníes les imponen nuevos horrores, demostrando, en última instancia, su absoluta inhumanidad», ha declarado Simin Fahandej, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í ante las Naciones Unidas en Ginebra. «Están destruyendo las tumbas de personas que murieron hace tan sólo unos meses, incluso aquellas que hace tan sólo unas semanas, personas cuyos recuerdos aún están frescos en las mentes y los corazones de sus seres queridos. No hay norma religiosa o cultural, en ninguna parte del mundo, que apoye este tipo de cruel profanación. Esto constituye un intento de limpieza cultural, llevado a cabo mediante la destrucción de tumbas y cementerios, con el fin de erradicar la identidad bahá’í de la conciencia del pueblo iraní».

Antes de la Revolución Islámica de 1979, la comunidad bahá’í de Teherán poseía un cementerio de 80.000 metros cuadrados en Khavaran y otro en Kabirabad. Ambas propiedades fueron confiscadas en la década de 1980 por la nueva República Islámica y al menos 15.000 tumbas fueron demolidas en Khavaran.

Una propiedad de menor extensión, con una superficie de 17,000 metros cuadrados, conocida como Golestan Javid, que se encuentra contigua a una fosa común donde descansan los restos de miles de prisioneros políticos ejecutados por el gobierno durante la década de 1980, fue inicialmente asignada a la comunidad bahá’í. En la actualidad, los bahá’ís encuentran limitaciones significativas para acceder a este sitio pues desde el año 2021, agentes del Ministerio de Inteligencia han asumido el control del cementerio, dificultando cada vez más que los bahá’ís utilicen su propio cementerio. 

En 2022, los agentes comenzaron a enterrar por la fuerza a los bahá’ís fallecidos en parcelas estrechas que formaban parte de la fosa común. Esta acción causó consternación entre muchos bahá’ís iraníes, quienes se horrorizaron al ver como se utilizaban los restos de sus seres queridos para borrar la historia del lugar, que albergaba a los seres queridos de muchos otros iraníes. 

Los bahá’ís de todo Irán han sido víctimas de violaciones reiteradas de sus derechos relativos a sus funerales y al respeto de sus sepulturas desde la Revolución Islámica. Estas acciones forman parte de un plan sistemático para obstruir el «progreso y desarrollo» de la comunidad bahá’í en todas las áreas de la vida. Además, a lo largo de las décadas, han surgido informes de profanaciones de cementerios en Shiraz, Sanandaj y muchas otras ubicaciones. 

«En la cultura iraní, los cementerios y los lugares de enterramiento son sagrados, pues no sólo muestran respeto por los muertos y sus familias, sino que también son lugares que connotan identidad y cultura. Con este acto de crueldad sin precedentes, el gobierno iraní ha demostrado su falta de piedad con quienes están de duelo, e incluso con los muertos, sin tener en cuenta lo que es sagrado», añadió Fahandej. «Todos los iraníes están sufriendo muchos problemas económicos y sociales, que también afectan a los bahá’ís, que no pueden enterrar a sus seres queridos en paz mientras son objeto de nuevas formas de persecución intensificadas y brutales en los últimos meses». Decenas de familias bahá’ís deben soportar la angustia de ver los restos de sus seres queridos pisoteados por las mismas autoridades que deberían proteger, no castigar, a sus ciudadanos. El gobierno iraní debe cesar de inmediato su campaña de limpieza cultural contra la comunidad bahá’í, una acción que deteriora aún más su reputación y credibilidad a nivel mundial».