Fortalecer la vida comunitaria

Paso a paso hacia un nuevo modelo de organización social

Aunque el proceso de construcción de comunidad inicia con actividades relativamente simples –pero de gran profundidad– llevadas a cabo por gente común, en su seno porta la semilla de niveles crecientes de complejidad. Las dos o tres clases comunitarias para niños, el primer grupo de adolescentes, los primeros círculos de estudio para jóvenes y adultos evolucionan con el tiempo hasta convertirse en un proceso educativo paralelo a la educación formal, estructurado en tres etapas, articulado a través de tres programas, fortalecido por unos coordinadores específicos, que empodera a las masas para la transformación colectiva. Las primeras reuniones de oración en las casas, progresivamente pueden abarcar a todas las familias de un barrio y, con el tiempo, donde las circunstancias, los recursos y la capacidad están maduros, podrían dar lugar a la aparición una Casa de Adoración bahá’í. La acción ordenada pero poco organizada del principio, con los años se transforma en una dinámica de vida comunitaria basada en planes y fundamentada en la acción sistemática, con ciclos trimestrales, con diferentes espacios para la consulta, la reflexión y la toma colectiva de decisiones. Las relaciones de vida comunitaria que primero se daban entre individuos y familias, se expanden para incluir a otras organizaciones públicas y privadas con las que se aprende a colaborar para mejorar las condiciones del barrio y la agrupación.

Este trabajo en agrupaciones y barrios sienta las bases de nuevas dinámicas culturales donde la colaboración, la reciprocidad y la creación de capacidad para la acción colectiva son sus claves principales. La semilla de un modelo alternativo de organización social se ha plantado.

Cuando un colectivo en estas zonas geográficas pequeñas logra aprender a traducir el conocimiento –científico y espiritual– a la realidad de su propio progreso, comenzando por las actividades educativas y de fortalecimiento del carácter devocional de la comunidad, está lista para abordar progresivamente, a medida que más gente se involucra, áreas de acción más complejas relativas a otros temas sociales y económicas. En otras palabras, habrán comenzado a transitar la desafiante pero apasionante senda de la sostenibilidad. En este camino, su inspiración principal es poder acercarse, tanto individual como colectivamente, a la visión de Dios y de Bahá’u’lláh para la humanidad en esta época.

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