La celebración del Parlamento Mundial de las Religiones en 1893 marcó el comienzo del diálogo interreligioso moderno. Este evento sin precedentes reunió a líderes, representantes de las diferentes religiones provenientes de numerosas partes del mundo, académicos y teólogos, entre otros. En 2004, Barcelona se convirtió en la sede del encuentro del Parlamento de las Religiones y aunque ya existían algunas iniciativas de diálogo interreligioso relacionadas con la UNESCO, fue a partir de entonces cuando se empezaron a multiplicar los espacios de esa índole en España. El creciente interés por la religión se aleja cada vez más de las teorías de la secularización, que auguraban la desaparición de la religión de la vida de las sociedades modernas.
Los bahá’ís, inspirados por algunas de las enseñanzas de Bahá’u’lláh, que instan a sus seguidores a asociarse con todas las religiones y naciones con suma amabilidad y amor, llevan años participando en encuentros donde comparten experiencias y puntos de vista con sus compañeros de otras religiones. Pero, tras el establecimiento de esos espacios formales a partir de 2004, los bahá’ís empezaron a participar en muchos grupos de manera más regular.
Desde que la Casa Universal de Justicia, órgano de gobierno internacional bahá’í, publicó el documento A las Autoridades Religiosas del Mundo en 2002 y más adelante, en 2005, el documento de Una Misma Fe, los bahá’ís de España han estado participando en estos espacios desde dos ópticas principalmente.
Por un lado, tratan de contribuir al reconocimiento de que las diferentes religiones forman parte de un mismo sistema. Bahá’u’lláh dijo al respecto que «estos principios y leyes, estos sistemas poderosos y firmemente establecidos, han procedido de una única Fuente, y son los rayos de una única Luz. Que difieran unos de otros debe ser atribuido a los variables requerimientos de los tiempos en los cuales fueron promulgados». Al igual que ocurrió con los prejuicios de género, raciales y étnicos, es necesario un reconocimiento de este principio fundamental, a través de una base sólida, para dar un paso más en la evolución de la humanidad y lograr la unidad en diversidad.
Por otro lado, aunque dialogar sobre los aspectos místicos, epistemológicos o históricos de las religiones tiene un valor importante por sí mismo, los bahá’ís en su participación en estos espacios de diálogo interreligioso tratan de contribuir con algunos aspectos prácticos extraídos de su modesta experiencia en la participación en proyectos de desarrollo social y económico, en la búsqueda de la resolución de conflictos o en sus esfuerzos por lograr la cohesión social, entre otros.