-Madrid, 31 de marzo de 2022-. Creyentes musulmanes, budistas, bahá’ís, cristianos y filósofos independientes, participaron de la tercera mesa redonda organizada por Ágora 2.0 para hablar sobre la corrupción y decadencia en la actualidad. Todos estaban de acuerdo que la principal causa y efecto de la corrupción es la decadencia moral que existe a nivel individual y colectivo. La educación espiritual y en valores es un pilar sobre el que se puede recuperar la confianza en los seres humanos, la sociedad y las instituciones que la conforman.

Participantes del diálogo sobre corrupción y decadencia en la actualidad.

Ágora 2.0 es una sala virtual creada para el acercamiento y difusión de diferentes filosofías y creencias, dirigida a personas que comparten una búsqueda espiritual y un deseo de crecer. Con este propósito ha organizado diferentes encuentros virtuales con temas como: el origen de la vida, creación o evolución, la vida después de la muerte, las diferentes caras de la soledad, y la última, sobre la corrupción y decadencia en la actualidad.

La primera pregunta de reflexión fue identificar las causas y efectos de la corrupción. Todos los participantes coincidieron que la mayor parte de los grandes problemas que existen en la sociedad actual se debe a una falta de puesta en práctica de valores como la honestidad, la veracidad, el servicio, la justicia, conceptos básicos que parecen haberse perdido en esta sociedad de consumo.

La segunda ronda de participaciones giró en torno a qué se debería hacer para evitar el mal de la corrupción y la decadencia que ésta genera.

Desde la comunidad bahá’í, se parte de la creencia que el ser humano es noble por naturaleza, “Considerad al hombre como una mina rica en gemas de valor inestimable. Sólo la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de ellos”, dice Bahá’u’lláh al respecto. 

Para llevar adelante esta enseñanza, se ha desarrollado un sistema de capacitación y formación para el servicio dirigido a niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

Estas actividades educativas fortalecen el carácter y las facultades morales y espirituales de los niños; acompañan a los adolescentes durante un período crítico de la vida a descubrir su verdadera identidad y canalizan sus energías hacia el servicio y al bien común; jóvenes y adultos crean espacios de estudio para investigar la realidad y reflexionar juntos acerca de las implicaciones de las enseñanzas espirituales en sus vidas individuales y colectivas y aprenden a llevarlas a la práctica. Todo ser humano tiene la capacidad y la oportunidad de transformarse individualmente, llevar a la práctica lo aprendido y así contribuir a la transformación social y colectiva.

Una amplia gama de preguntas fueron planteadas por los asistentes: ¿Cómo afecta la corrupción a la misión social de la religión?; ¿Están las instituciones religiosas libres de corrupción?; en la búsqueda de soluciones para la corrupción y decadencia, ¿deberían participar proactivamente los representantes religiosos de las distintas comunidades establecidas de un país?. Les invitamos a ver el contenido de las respuestas en este enlace.