Un mayor compromiso social

Acción social

«El progreso del mundo, el desarrollo de las naciones, el bienestar de los pueblos y la paz de todos los que habitan en la tierra se hallan entre los principios y ordenanzas de Dios».

Bahá’u’lláh

En el contexto del trabajo de construcción de comunidad en barrios y agrupaciones, una vez que los programas educativos de base implementados llegan a un sector significativo de la población y existe la capacidad suficiente, brotan otro tipo de iniciativas enfocadas en mejorar algún aspecto de la vida económica y social de ese colectivo.

La acción social se entiende como un espectro de actividades de diferentes grados de complejidad, que oscilan desde pequeños proyectos de servicio comunitario organizados por grupos de jóvenes bahá’ís y su amigos, hasta grandes programas de desarrollo social y económico emprendidos por organizaciones de inspiración bahá’í. Todas estas iniciativas, sin embargo, comparten un elemento común: buscan aplicar las enseñanzas sociales de Bahá’u’lláh, junto con los métodos de la ciencia, para generar prosperidad y bienestar social.

La comunidad bahá’í, mediante una red de organizaciones dedicadas al desarrollo social y económico, ha ido generando a lo largo de los años un marco conceptual específico para este ámbito, que incluye ciertos elementos clave, tales como los siguientes: la gente es protagonista de su propio proceso de desarrollo; el desarrollo ha de ser abordado en términos de construcción de capacidad en individuos, comunidades e instituciones para explorar su propio sendero de prosperidad; ha de haber un equilibrio entre la prosperidad material y el progreso social y espiritual; el conocimiento es el eje del desarrollo; las iniciativas deben comenzar siendo sencillas e ir creciendo en complejidad progresivamente a medida que la capacidad aumenta; las diferentes líneas de acción deben ser implementadas siendo coherentes entre sí dentro de un enfoque integral; debe prestársele atención a la creación de estructuras regionales apropiadas para crear capacidad en una población y para sistematizar el aprendizaje generado acerca de sus procesos de desarrollo; la empresa del desarrollo debe conectar los ámbitos locales, regionales, nacionales e internacional.

Dentro de este marco también han surgido programas sólidos que se están replicando en diferentes lugares del mundo donde existe la capacidad suficiente y las condiciones son idóneas. La mayor parte de estos programas son de carácter educativo, aunque también están emergiendo otras modalidades relacionadas con la banca comunitaria, la productividad agrícola o los medios de comunicación sociales. Todavía queda mucho que hacer y aprender en esta área cuyo protagonista, si es que se aspira a erradicar la pobreza, ha de ser la humanidad entera.

La comunidad bahá’í de España hasta ahora no ha emprendido ninguna línea de acción sistemática en este ámbito, aunque los programas de empoderamiento moral, intelectual y espiritual de base que está aprendiendo a expandir y el patrón de vida comunitaria que está esforzándose por establecer en múltiples localidades del territorio nacional están creando capacidades colectivas que serán fundamentales para cuando las condiciones sean propicias. En algunas agrupaciones, localidades y barrios, no obstante, dentro de los procesos de construcción de comunidad y de los programas que los fomentan, están emergiendo iniciativas informales tales como proyectos de limpieza, reciclaje, refuerzo escolar o huertos urbanos. La mayoría estos proyectos son iniciativas muy sencillas de corta duración, algunas de las cuales se efectúan en colaboración con organizaciones civiles de barrio, asociaciones de vecinos e instituciones públicas locales.

En los próximos años, cuando la capacidad para la acción colectiva se fortalezca y la participación de la población local aumente en agrupación tras agrupación, este será un ámbito que requerirá mayor atención y aprendizaje sistemático. El propósito a largo plazo en los contextos geográficos donde se desarrollará la acción social será lograr agrupaciones, localidades y barrios autosostenibles. Debido a la prosperidad material que la sociedad española había experimentado desde los años ochenta, no había mucha consciencia de los defectos, la fragilidad y las injusticias relacionadas con el modelo económico imperante. Desde la crisis económica de 2008, sin embargo, cada vez son más los colectivos y ciudadanos que ven con esperanzas las iniciativas de base que buscan encontrar modelos de desarrollo económico y social alternativos, respetuosos con el medio ambiente, sostenibles y estructurados alrededor de los principios de la justicia social y la reciprocidad.

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